Esta
tristeza visceral
que sangra
pintando
en rojo
los soleados días,
deja
sin pasos
los caminos verdes
una anémica sombra
lentamente camina.
Allá
están los vivientes,
un fantasma los sigue
con rumbo al inframundo,
fingiendo que
respira,
deambula con los ojos
perdidos en la nada
buscando
el Aqueronte
de negras aguas frías.
Aquí
está la moneda
debajo de la lengua
que
atrapada en palabras
se ha quedado dormida,
como
duermen las almas
de los zombies eternos
que
transporta Caronte
más allá de la vida.
Generosa
Valdez
