En las cuencas de tus pardos ojos
he visto aquel reflejo del tesoro;
apareces de nuevo en el vetusto libro
con el disfraz de algún pirata bobo.
Vi la pasión hacer bailar las letras
de la ciega por siempre enamorada,
la vi rodar por los abismos suelta,
no iba roja de amor, sino dorada.
Generosa Valdez.
