La daga
atravesaste con sevicia
rematando de un
golpe mis querencias
y la fé
desangrada, fría y roja,
al sepulcro
marchó con honda pena.
El cuento que
empezara en los tejados
con gatos
cazadores y tramperos,
se quedó sin
final como se quedan
los trágicos
finales de un mal cuento.
Sin entender el
lance de la muerte,
Infantiles
recuerdos derrumbados,
sin inscripción
reposan en la fosa,
como restos
marchitos de un pasado.
Así deben yacer
porque en el tiempo,
el ayer nunca
vuelve con los años.
Así deben yacer
porque los muertos
solo pueden dormir
en camposanto.
Generosa Valdez.


