Devuelvo el sacramento, no lo quiero
lo devuelvo por roto y desgastado,
no fue liberador sino un castigo
templo de falsedad, templo de engaño.
Lo devuelvo
por ser un gran idiota
lector de las
mentiras literarias,
con eros traspasando corazones
en historias de amor que siempre acaban.
Jamás he de engañarme nuevamente
entrego ese patíbulo con arras,
atar la libertad
solo es de necios
vivir en sacramento una desgracia.
Generosa Valdez.

