Escondido el
demonio entre las sombras
quiso reírse de Dios… estaba herido,
reclamaba ser
dueño de las cosas
y tener lo que
nunca había tenido.
Se acercó sigiloso como suele
acercarse un reptil por el camino
y se ocultó esperando que un incauto
sucumbiese al horror de sus colmillos.
Cerca de allí, sin sospechar la trampa,
una mujer avanza hacia el ofidio,
con los pies descubiertos, sin defensa,
sus pasos la conducen al peligro.
Pero aquel que es el Alfa y es Omega
da a la víbora cruel su merecido
y antes que salga herida la inocencia,
aplasta la cabeza del maligno.
Generosa Valdez

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