Si la miseria hablara me diría:
son tantos los sonidos en mi abdomen
que he de cantar un himno merecido
dedicado a la gula de los hombres
mientras arde mi estómago vacío.
Si la tristeza hablara me diría:
han de morir mis ojos derretidos
por el fuego que aviva mis pesares
cuando quise querer sin ser querido.
Si pudieran hablar las glorias rotas
Si llevasen susurro a mis oídos,
me dirían que nunca tuve un sueño
que caminé en la tierra sin Olimpo.
Si la palabra entonces ya no hablara
reprimida en un mudo conformismo,
viajaría al chalet del camposanto
con destino final al
paraíso.
Generosa Valdez.

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