Cuando te miro, mis ojos
se incrustan en las encías
no sé si mis ojos muerden,
no sé si mis dientes miran;
siento que el píloro habla
y que el hígado recita
y todo porque te adoro
razón de mis alegrías.
Ayer estaba sintiendo
con las neuronas vacías
que con cada pensamiento
el corazón se escurría;
que se aflojaban las piernas
que me temblaba la risa
mientras la miel se explotaba
en la sartén de la vida.
Cada luz de la mañana
que se posa en las mejillas
el dulce sabor que guardan
las papilas gustativas
cada tendón que se encoge
cada múculo que estira
grita sin gritos tu nombre
en clases de anatomía.
Generosa Valdez.




