Las guerras aritméticas son crueles
con fusiles las restas van sumando;
no importa si respiras, pues se mide,
cuanto oxígeno gastas respirando.
Para ocultar el juego
de las cifras,
humanistas discursos tarareados,
omiten que la sangre robustece
las empresas, las bolsas y los bancos.
No interesa si solo mueren sirios,
afganos, croatas, bosnios
o ucranianos;
los pecados se lavan en el cine,
en iglesias, burdeles y mercados.
Si buscas entender lo que sucede,
olvídate de buenos y de malos
es solo que el conteo de los muertos
aumenta la chequera de unos cuantos.
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