He de vivir tan sola
como las hojas secas,
ya no me importa nada
soy una viva muerta;
mis días ya no tienen
razón en esta tierra,
el llanto ya no llora,
mi corazón se quiebra.
Allá donde lo humano
descansa sus miserias,
ha de nutrir mi cuerpo
la engusanada tierra;
allá donde no existen
gemidos ni dolencias ,
allá done la nada
no llora sus tristezas.
Ya fatigada el alma
se rinde en esta guerra,
los días ya no ríen
las noches ya no sueñan;
Se pisan en el nombre
de libertades huecas,
valores y principios,
se vende la conciencia...
y todos esos vicios
en inmorales reglas
arrastran al suplicio
la humanidad completa.
En lógicas mundanas
sin leyes que contengan
lo que es izquierdo un día,
resulta ser derecha
y todo se confunde
todo se tergiversa,
los buenos son los malos
no existen diferencias.
Mas aunque el desarrollo
la técnica y la ciencia
del ser civilizado
ensalce la sapiencia,
aunque con sus discursos
los doctos ya no quieran
con el tamiz Divino
purificar la idea,
el caos no ha de librarse
jamás de la sentencia
y en ese breve instante
de rendición de cuentas,
pagará el ser humano
su demoniaca afrenta.
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