No pude ver su rostro reflejado
antes de que la luz lo iluminara
el alma se escapó, huyó de pronto…
Estaba allí tan frío e inflexible,
mirando fijamente como absorto.
Tanta tensión debilitó mis piernas
estalló aquel
espejo ante mis ojos,
después apareció endeble figura
recogiendo el orgullo en vidrios rotos.
Miré a mi alrededor… estaba solo
sangraban los cristales esparcidos,
cesó el intento de querer unirlos
porque no se articulan los despojos.
Un débil resplandor en un fragmento
mostró un semblante lánguido, abatido,
tocando aquellas líneas en la imagen,
el rostro reflejado ….no era el mío.
Generosa Valdez










