Sigue soplando fuego aquel artista
calcinando pulmones y garganta
en la lumbre que enciende las sonrisas
el plomo se acumula en sus
entrañas.
Agoniza el dragón en su
guarida
solo sale a mostrar su lengua en flamas,
guardando para si las noches tristes
oscuras como el sol que el
hielo apaga.
El sufrimiento apenas
se contiene
las chispas de vinilo se entrelazan
y empieza la función mientras la vida
se extingue con la danza de las llamas.
Réquiem por el artista callejero
Réquiem por el suicida que nos ama
Réquiem por el que arranca una sonrisa
Réquiem por el amigo que se marcha
Generosa Valdez.



