Desde arriba no puedes ver el suelo
las cosas que fastidian en el alma,
la injusticia social que pavimenta
cobijas desgastadas que señalan.
Desde arriba no cuentan los humildes,
que sufren resignados las pisadas,
no se huele el sudor que expele el vulgo
ni se sufre con ellos su desgracia.
Allá arriba los ojos ya no miran
no revientan las ulceras de ganas,
no se mueren los niños por los virus
la piedad no se dona, ni regala.
Como dioses venidos
del Olimpo
los de arriba migajas desparraman
y construyen altares para el ego
mientras liban contando sus ganancias.
Generosa Valdez.









