Y me mordí la lengua
frenando así entre dientes las palabras,
queriéndote expresar cuanto te amaba
ahogué en saliva, aquella confesión.
Jamás la lógica del mundo
enredada en razones y misterios,
comprendería el discurrir pagano
del sentimiento que enciende la pasión.
Te imaginé translúcido y perfecto
con aura de fulgor angelical.
Miedo sentí de gritar al silencio,
hiriendo con sonidos tu paz espiritual.
Ingenuo hablabas, reías como un niño,
yo en desvarío mi mente profané,
y avergonzada me mordí la lengua,
ahogando con saliva aquella confesión.
Generosa Valdez

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