viernes, 18 de octubre de 2013

LA CONFESIÒN


Y me mordí la lengua
frenando así entre dientes las palabras,
queriéndote expresar cuanto te amaba
ahogué en saliva,  aquella confesión.

Jamás la lógica del mundo
enredada en razones y misterios,
comprendería  el discurrir pagano
del sentimiento que enciende la pasión.

Te imaginé translúcido y perfecto
con aura de fulgor angelical.
Miedo sentí de gritar al silencio,
hiriendo con sonidos tu paz espiritual.

Ingenuo hablabas, reías como un niño,
yo en desvarío mi mente profané,
y avergonzada me mordí la lengua,
ahogando con saliva aquella confesión.

Generosa Valdez

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